¿Por qué lo hacemos? ¿Dondé nace esto?
La cultura underground de la música electrónica ha sido una de las fuerzas más influyentes en la evolución de la música moderna. Nacida en las décadas de 1980 y 1990, en clubes clandestinos y fiestas ilegales, esta subcultura se forjó fuera de los reflectores comerciales, abrazando una estética de resistencia y autonomía. En lugar de seguir las reglas impuestas por la industria musical, los pioneros de este movimiento buscaron explorar nuevos sonidos y formas de expresión artística, creando un espacio libre para la experimentación. Géneros como el techno, el house, el drum and bass y el trance se convirtieron en los pilares de este universo sonoro alternativo.

Lo que distingue a la cultura electrónica underground es su énfasis en la comunidad, la conexión entre el DJ y el público, y la liberación a través de la música. Las fiestas no eran solo eventos para escuchar música, sino rituales donde los asistentes compartían una experiencia sensorial única. Las vibraciones del beat se sentían no solo a través de los altavoces, sino en el cuerpo de los presentes, creando un ambiente de pura liberación emocional y física. A menudo, los eventos se realizaban en espacios inusuales como fábricas abandonadas, sótanos o parques, lo que le daba un toque de ilegalidad y rebeldía.

Sin embargo, con el paso de los años, el auge de la música electrónica en festivales masivos y su incorporación en la corriente principal ha generado un dilema dentro de la cultura underground. Por un lado, la visibilidad ha permitido que más personas accedan a estos géneros, pero, por otro, ha diluido el espíritu de resistencia y el carácter subversivo de sus orígenes. Hoy en día, muchos defensores de la escena underground luchan por mantener vivos los valores de autenticidad y exclusividad, recordando que, más allá del espectáculo y la comercialización, lo esencial de la música electrónica es su capacidad para unir a las personas en un espacio de creatividad y libertad.